El minimalismo ha dado forma a los estilos arquitectónicos durante más de un siglo. Aceptando nuevos materiales y rechazando la decoración, el movimiento modernista tomó como base la arquitectura minimalista por su uso racional y funcionalidad. Con el tiempo, el diseño minimalista y modernista se asoció más estrechamente con el costo, la estructura y la estética.
La arquitectura minimalista construye ambientes que eviten una excesiva ornamentación. Esto se traduce en la búsqueda de espacios pacíficos, armónicos y funcionales con lo que se busca escapar de los detalles. Los objetos superfluos, el exceso de elementos o la sobre-ornamentación resultan irrelevantes.
La arquitectura minimalista es humana y muy centrada en resaltar la naturaleza y la luz. Esta es una tendencia que se expande con gran rapidez, debido a la limpieza y simplicidad de sus líneas. La arquitectura minimalista es un símbolo de lo moderno que utiliza la geometría como sello de identidad.
Los materiales más utilizados en arquitectura minimalista son los siguientes. Madera, acero inoxidable, mármol, vidrio, espejos y granito. La arquitectura minimalista huye de un excesivo tratamiento de los materiales, por ello es conveniente seleccionar cuidadosamente las piezas originales que destaquen por su propia singularidad.

La corriente y energía minimalista Bauhaus, comenzó a vibrar y calar en el año 1930 en la mente del arquitecto alemán Ludwig Mies Van Der Rohe. Un artista que dejó de manifesto sus primeras ideas acerca de las formas del minimalismo. Lo hizo, durante su etapa de trabajo en la Escuela de Arte y Diseño de la Bauhaus en Alemania.
«God is in the details» o «Dios está en los detalles» fue una de las memorables frases del arquitecto. Quien, también, fue padre de la filosofía «less is more» o «menos es más». Una tendencia que empezó a ganar fuerza con la demostración de sus obras. Y, lo consagró, como uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX. Pionero de lo que hoy conocemos como arquitectura minimalista, Mies Van Der Rohe enfocó sus creaciones en la simplicidad, la claridad y la precisión en el diseño. Demostrando así, su habilidad para utilizar materiales modernos como el acero y el vidrio influyendo significativamente en la arquitectura moderna.
El minimalismo comenzó como un movimiento artístico después de la Segunda Guerra Mundial y luego se convirtió en una estética de diseño prominente en las décadas de 1960 y 1970. A finales de la década de 1980, la arquitectura minimalista se hizo popular en Londres y Nueva York, donde los proyectos a menudo presentaban detalles simples, fondos blancos y muebles escasos. En la arquitectura contemporánea, el minimalismo presenta líneas limpias, una selección refinada de materiales y siluetas arquitectónicas a menudo asociadas con formas geométricas icónicas. El minimalismo estuvo influenciado por muchos factores, incluido De Stijl , el movimiento Bauhaus y la arquitectura tradicional japonesa. La palabra minimalismo también se utiliza para describir un tema que se condensa en sus elementos esenciales.
Al observar más de cerca el diseño residencial, los siguientes proyectos contrastan enfoques de diseño simples y minimalistas dentro de un entorno rural. Como proyectos modernistas, se caracterizan por la sencillez y claridad de formas, la atención a los materiales y los detalles. Ya sean independientes o combinados en varios edificios, muestran cómo se pueden diseñar casas y complejos turísticos en torno a diferentes funciones, vistas y exteriores.

La Armonía Visual De La Filosofía ‘Menos Es Más’
Líneas limpias, formas geométricas simples, ausencia de adornos y ornamentos. Paleta de colores reducida, tonos neutros, luz natural y materiales que se mimetizan con la naturaleza. Así es cómo se muestra la representación minimalista hecha realidad en el arte de la arquitectura.
La simplicidad de este estilo habla un lenguaje concreto por sí mismo. Se centra en la eliminación de elementos innecesarios. Crea lugares funcionales y estéticamente atractivos para conseguir un equilibrio entre los espacios interiores y exteriores. Una arquitectura que brilla por prestar especial atención a la relación entre el edificio y el entorno. Además, con un objetivo único; lograr una sensación de tranquilidad y armonía en el espacio habitable.
La arquitectura minimalista ejemplifica ciertas características de la forma, la luz, el espacio y los materiales. Todo ello, junto con técnicas como la reducción, la simplificación y la unificación. El enfoque está en crear espacios simples y limpios. Espacios donde los materiales se muestran sin adornos ni elementos superfluos.
El minimalismo no es solo un arte. Es un estilo de vida. Son estructuras que ofrecen bienestar espiritual, aportan libertad de espíritu y evitan el apego emocional a objetos y materiales. Permiten a los creadores dejar la menor huella posible en el entorno evitando que el consumismo se apodere de las personas que habitan en el lugar y reduce considerablemente la contaminación en el medio apostando por lo esencial.

Simplicidad en las formas y funciones
El lenguaje arquitectónico minimalista nos habla de simplicidad en las formas y funciones. Nos habla de revestimientos y acabados sencillos, de decoración con pocos detalles, de espacios abiertos e iluminados y de materiales de construcción simples y conectados con el entorno.
Un recinto de hormigón, dentro de otro recinto del mismo material con una visión entre cielo y tierra conectadas en armonía. Una construcción donde a través de la materialidad se busca la máxima integración en el paisaje. Así se presenta esta estructura que divide la planta baja en el hall de acceso y la zona pública de la vivienda, abierta al jardín y a la piscina. Un segundo nivel se materializa con morteros de cemento naturales, en su pureza gris, tanto el exterior, como en los pavimentos y la piscina donde el color lo marca la propia naturaleza que lo envuelve. Una maestría que fusiona acabados con texturas sencillas, luz natural que converge en una oda lumínica gracias a los vidrios. Una unión que converge en un todo.
La perfecta fusión entre el hormigón y el entorno es debido a su apariencia limpia y austera, así como a su durabilidad y resistencia. Resistente a los efectos del tiempo y el clima, se convierte en el material idóneo para la construcción de edificios minimalistas de larga duración. Este material implacable contribuye a la simplicidad y austeridad del diseño por su aplicabilidad en grandes paneles o losas que cubren grandes áreas de paredes y techos creando una sensación de solidez y continuidad en la estructura.
La finalidad del minimalismo vibra en todas sus expresiones y aplicaciones por lograr lo más complicado respecto a la materia, la simplicidad, estado que nos traslada a las emociones más profundas de paz y serenidad. Una ecuación perfecta donde llegar a un estado de relajación mental, a un lugar donde ideas fluyan, se sienta la libertad plena y se comprenda la verdadera esencia de la vida, ‘menos es más’.
La madera en la arquitectura minimalista
La madera es un material muy versátil que aportará calidez y sobriedad en los proyectos minimalistas, por lo cual nos acercará a la vida natural como resultado y finalmente aportará un estilo eco-amigable de modo que transmita un profundo respeto por la materia prima.
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